Ir al contenido principal

La mujer de mis sueños

La mujer de mis sueños es definible en estas lineas.
Debe tener
manos lo suficientemente disponibles para apretar las mías
brazos con el largo apropiado para rascarse la propia espalda y también corresponderme en los abrazos
ojos capaces de comunicar sin necesidad de palabras
labios que no salgan del contorno del rostro
sonrisa que no opaque su mirada y viceversa, tendrán que ser complementarias
pies tan bellos como su cuello
cabello tan largo y ensortijado como sus ideas
gustos similares a los míos sin ser idénticos
ideas propias
complicidades ajenas
la silueta breve como un suspiro prolongado
la mente abierta y crítica
la culpa inexistente
el tiempo suficiente para acordarse de mi
la vida tan ocupada como para no estar siempre a mi lado
un libro en lectura
un libro, al menos, en espera
un secreto que nunca comparta conmigo y me incite a descubrirlo
un sueño que yo sea capaz de cumplir
un poema de Benedetti entre sus favoritos
una canción de cabecera
gusto por la lluvia
respeto con mis amigos
más respeto con los suyos
presencia en mi vida y no solo en mi imaginación.

Comentarios

  1. Mismos requisitos, solo que en hombre, el cabello ensortijado puede ser negociable =D me gusta mucho como escribes

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Anónimos

Esa historia de amor la que existió y nunca fue escrita quizá para no mancharla de licencias literarias Ellos, amantes eternos los que no fueron famosos los mas afortunados los que vivieron el amor discreto y lo volvieron eterno Los anonimos, los deconocidos ellos son los protagonistas de los amoríos verdaderos no los que se cantan a los cuatro vientos y se comentan en los libros.

Las alas del deseo

"Cuando el niño era niño andaba con los brazos colgando, quería que el arroyo fuera un río, que el río fuera un torrente y que este charco fuera el mar. Cuando el niño era niño no sabía que era niño, para él todo estaba animado, y todas las almas eran una. Cuando el niño era niño no tenía opinión sobre nada, no tenía ninguna costumbre, se sentaba en cuclillas, tenía un remolino en el cabello y no ponía caras cuando lo fotografiaban. (...) "Cuando el niño era niño no podía pasar las espinacas, los porotos, el arroz con leche y la coliflor salteada. Ahora se lo come todo, y no porque lo obliguen. Cuando el niño era niño despertó una vez en una cama extraña, y ahora una y otra vez. Muchas personas le parecían bellas, y ahora sólo con suerte. Imaginaba claramente un paraíso, y ahora apenas puede intuirlo. Nada podía pensar de la nada, y hoy esta idea lo estremece. Cuando el niño era niño jugaba con entusiasmo, y ahora se sumerje en sus cosas como antes, sólo cuando esas cosas son